Música, identidad y patrimonio contra la despoblación rural

Música, identidad y patrimonio frente a la despoblación rural

La música y la despoblación rural son dos cuestiones estrechamente relacionadas. A lo largo de la historia, la música ha sido empleada como medio de expresión artística para transmitir y expresar sentimientos y emociones, siendo también una herramienta muy importante para representar las señas de identidad de las diferentes culturas.

En el contexto actual, la despoblación rural es una de las problemáticas que más afecta a muchas regiones del país. Esto supone graves consecuencias económicas, sociales y culturales a largo plazo, que conllevan a la desaparición de multitud de poblaciones y, por ende, de numerosas culturas, costumbres, conocimientos y saberes populares que nutren la riqueza y diversidad de un territorio.

La falta de oportunidades laborales y educativas provoca el abandono de las áreas rurales, intensificando así este fenómeno global. En este sentido, la música puede tener un profundo impacto en la vida de las personas y, por lo tanto, puede influir también en la forma en la que estas perciben las áreas rurales y viven en ellas. Dicha relación puede ser una fuente de inspiración para sus residentes y puede ayudar a fortalecer el sentido de identidad y conexión con el lugar en el que viven.

Cultura, folklore y sentido de comunidad

De este modo, la música ayuda a reformar y reescribir la historia del mundo rural, su significado e imaginario, y transforma las representaciones sociales. Esa habilidad dinámica y modificadora de la cultura radica en su capacidad para crear lugares o espacios de reunión, de encuentro e interacción social, donde las prácticas culturales tienen una proyección colectiva.

En las áreas rurales afectadas por la despoblación, la cultura es ese elemento que nos ofrece la posibilidad de unirnos y apoyarnos en los demás, creando vínculos entre las personas y dichos territorios. Al programar actividades y planes pensados específicamente para los habitantes de zonas despobladas, existen mayores posibilidades de que estas personas se vean implicadas en la organización de distintos eventos culturales y musicales y, en consecuencia, consigan sentirse más arraigadas a sus territorios.

Una forma efectiva de asegurar el establecimiento de una población es a través de su cultura e identidad, lo que la hace única. El folklore y las tradiciones musicales y culturales de cada pueblo ayudan a crear un sentimiento de pertenencia a una comunidad, con un patrimonio y un legado cultural que deben preservarse y transmitirse a las próximas generaciones.

Bandas de música como agentes culturales

Así, durante los últimos 30 años, las bandas de música, entre muchos otros colectivos culturales, han crecido alrededor de todo el mundo, con un repertorio técnicamente desafiante, de alta calidad y atractivo para los oyentes.

Las agrupaciones musicales tienen un papel social esencial, creando condiciones favorables para que las personas tengan derecho a acceder a la cultura y convirtiéndose en agentes culturales de gran potencial.

Como señala el músico Manuel Tomás: “si uno contempla el día a día de una sociedad musical, encontrará a jóvenes que acuden a estudiar un instrumento, personas jubiladas que acuden a ensayos y conciertos o que forman parte de las juntas directivas y se dedican a su banda en régimen de voluntariado... Es difícil encontrar algo así. Montarlo ex novo en un territorio sería un esfuerzo descomunal, pero preservarlo y cuidarlo es más factible”.

El caso de Los Navalmorales: tradición, música y arraigo

En el caso de la Asociación Cultural Musical Banda Pepe Menor , la agrupación desarrolla su labor a través de actuaciones en Semana Santa, Navidad, las fiestas patronales y otros eventos anuales como los conciertos de Santa Cecilia o las marchas procesionales.

La presencia de una banda de música en un pueblo como el nuestro se ha convertido en un elemento de unión y cohesión entre sus residentes. Más allá de ser una agrupación musical, actúa como un espacio de encuentro, aprendizaje y entretenimiento entre generaciones.

Además, la jota y el pasodoble de Los Navalmorales constituyen señas de identidad del pueblo. El público, en su mayoría, canta y se emociona durante su interpretación, generando un sentimiento de orgullo. Preservar y difundir estas piezas es crucial tanto en actuaciones locales como fuera del municipio.

Arraigo cultural y fijación de población

Es evidente que el tipo de música que se interprete no determina por sí solo la fijación de población, pero sí es muy relevante para crear arraigo con el municipio y para que sus habitantes se sientan vinculados a él.

Las asociaciones musicales realizan una función vital porque otorgan identidad colectiva, participan en numerosos actos representando al pueblo y conforman un atractivo cultural.

A pesar de encontrarse en municipios pequeños y con menos recursos culturales, muchas bandas han mantenido su actividad desde sus orígenes, ampliando su repertorio y convirtiéndose en referentes culturales.

Cultura, juventud y oportunidades para el futuro rural

Cuando se habla de despoblación, normalmente se reclaman más infraestructuras, pero la solución también pasa por generar ideas y proyectos culturales que hagan que los residentes —especialmente los jóvenes— sientan que no pierden oportunidades por vivir en su pueblo.

Una oferta cultural variada y accesible aporta autoestima colectiva y motiva el regreso de quienes se marcharon por estudios, reforzando el vínculo emocional con su lugar de origen.

La conexión sentimental con un territorio se encuentra, en parte, a través de la música y la cultura, elementos que fortalecen el orgullo de pertenencia y el arraigo.

Conclusión

El desafío que supone emplear la música como instrumento contra la despoblación no reside en establecer nuevas tradiciones, sino en promover y apoyar las que ya existen y han sido parte del territorio durante generaciones.

Cuantas más oportunidades sociales y culturales existan en un pueblo, menos necesidad habrá de desplazarse para buscarlas. La cultura incrementa la riqueza de un pueblo, no solo en términos artísticos, sino también en conocimiento, identidad y progreso.

Como recuerda Rodrigo Cuevas: “la cultura no es solo arte, también es conocimiento y progreso del pueblo”.